jueves, 27 de junio de 2013

Soy Lactivista

Soy Lactivista!!! ¿y que significa esta palabra? Pues en que estamos de acuerdo en que la lactancia materna sea una "situación" normal y cotidiana para todos. Que nuestros hijos tengan el derecho de comer a la hora que ellos quieran, la cantidad que quieran y por supuesto poder dársela en cualquier lugar sin tener que recibir miradas inquisidoras, como si sacarse una teta fuera lo más escandaloso que han visto por la calle. ¡Y que no hemos visto por la calle!. ¿Pero un pecho, una madre amamantando a su bebé?

Desde el momento que tuve la conversación con mi marido de mira que podríamos tener una familia, si ya sé que somos una y que la disfrutamos un montón, pero ¿no te dan ganas de tener una cosita chiquitita aquí, en medio de nosotros sentados en el sillón viendo Lost, o El Señor de los Anillos. Y se lo pensó y le gustó la idea. Después nos dimos cuenta que era difícil que se quedara sentada en el sillón estando pequeñita, o por lo menos tranquila, e incluso ahora más grande de casi 9 meses sigue sin ser probable.

Pues ahí mismo me enganché a Internet buscando foros y páginas de fertilización, embarazo, luego siguieron las del desarrollo del feto, que el parto natural, lactancia, ahora con la alimentación complementaria, baby led weaning, y aún me quedan las de rabietas, psicología infantil, la edad del pavo y cuantas más.
Y en la época del comienzo de la lactancia, encontré este símbolo junto a la palabra Lactivista, y no tenía idea que fuera una comunidad tan grande y tan fuerte, defendiendo con argumentos lo positivo que es para nuestros bebes y para nosotras la lactancia, y ya no te digo de la lactancia prolongada!!
Cuando quise ser mamá, lo único que tenía claro era eso: ser mamá. El embarazarme fue algo más difícil, aunque está el típico comentario, pero si es súper sencillo!!. Incluso el de mi doctor de cabecera ¿estas segura que lo estás haciendo bien? Abrí los ojos casi dudando por un segundo si es que lo estaba haciendo bien, pero inmediatamente pensé y lo dije en voz alta, pero claro, que otra manera puede haber. Más fácil que la explicación de Amaia Salamanca de cómo pasar un buen verano sin percances en la piscina, imposible. Y casi al año de intento ahí estaba mi pirigüin.

Y siguiendo con el tema lactancia, no lo pensé hasta que me tocó. Tenía claro que quería darle el pecho a penas naciera y que siguiera así los primeros meses ¿pero cuantos? tampoco me lo había planteado. Siempre había visto en mi familia que los niños finalmente tomaban del biberón, y ahí iban y venían con los bibes, que los dosificadores, las tetinas, que hay que esterilizarlas, que hay que tomarle la temperatura en tu muñeca antes de dárselas. Y la situación me parecía normal y era algo que seguramente tenía que hacer. Pero a medida que pasaba el tiempo no sentía la necesidad de darle el bibe, por lo menos en mi caso no había necesidad si me quedaba con ella en todo momento. Aún así más fuerte era las ganas de simplemente darle el pecho, ese momento en que ella está en mis brazos, donde su manito está en mi pecho, o me toca la cara, donde me mira, o simplemente se va quedando dormida y de paso yo también. Cuando llegamos a los 6 meses pensé que el tiempo se había pasado volando, y que no había alcanzado a acostumbrarme, no podía quitárselo. Y aún seguimos, 8 meses y 3 semanas lactando, y sigo sin saber cuando va a terminar. Porque quiero que ella decida cuando quiere dejar su tetita. Por ahora estamos felices juntas en "nuestro momento kinder".

Y a propósito de la importancia de la lactancia les dejo esta noticia:


Pero me gustaría decir que no se necesita dar argumentos a los demás de por qué aun seguimos dando teta, para qué. Si lo importante es cómo nos sentimos nosotras, lo feliz que nos hace dar de mamar, y lo feliz que hacemos a nuestros bebes. Eso es lo importante. Que sean personitas felices y seguras.


2 comentarios:

  1. Yo me he ido marcando etapas. Tenía claro que tenía que conseguir los seis meses de lactancia exclusiva sí o sí y ya he tachado eso. Ahora me he vuelto muy vaga y no me imagino preparando más biberón del necesario (sólo le doy cuando le tengo que dar alguna medicina, y le meto la leche, mía, imprescindible, y luego sigo con teta directa), así que hasta que el niño diga que no quiere más pienso seguir con el pecho. Porque me he acostumbrado a darle como quiero y donde quiero (o él quiere, claro) y eso no lo cambio por nada. Su manita en mi pecho o en la cara, sus ojitos de felicidad, su olorcito, su calor... no sé cómo será dar un biberón, pero esto a mí no me lo quita nadie salvo él.

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  2. Viva Patricia!! Que sigamos así
    Un beso

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