martes, 16 de julio de 2013

Nacimiento, Renacimiento

Rompo los paradigmas de la maternidad en mi país. -Te ha dado fuerte-, me dicen. Y yo creo que sí. Aunque ahora conociendo a mamás de este lado del charco, sé que no soy la única y que no es "raro". Pero ¿porque creo que me ha dado fuerte?. Porque en mi familia no vi "este tipo de cosas".

Cuando tenía 10 años, una tía política alemana decidió dar a luz totalmente normal. El comentario general fue: es alemana, está loca, y sin epidural!. Y la verdad es que me impresionaba que hablaran de una manera tan poco comprensiva. Me imaginaba a mi tía "pariendo con dolor", y la verdad es que me dolía hasta a mí!. Me la imaginaba gritando, sudando, sufriendo. Pero por otro lado me imaginaba una cesaria: enfermeras poniendo la epidural, -¡una gran aguja!-, me decían, y luego el médico abriendo la barriga para sacar al bebé. Ésta también me parecía una imagen aterradora, pero para ser sincera prefería un parto normal que una cesaria.

Un 7 de septiembre de 1981 nací en Valparaíso. Y la historia cuenta que mi madre por la tarde empezó a tener contracciones. Estaba sola en casa, mi padre había salido y claro, sin móviles era un poco difícil la comunicación. Así que llamó a un vecino para que la llevara al hospital. -Por mientras me pinté las uñas y me arreglé- me contaba mi madre, cosa que ahora siendo madre y pasando por contracciones no tengo ni idea cómo pudo hacer eso.
En plena contracción, con el bolso al lado listo para el hospital
Nací en otoño, y ese día mi madre "no pudo" dilatar. El cuello del útero "no se le borró", y finalmente terminó en una cesaria. Y cuando conté que quería tener un parto normal, me dijeron: te dolerá, no seas tonta, para eso está la medicina, para qué quieres sufrir y sudar, no vas a dilatar, esto es hereditario. Pero a pesar de lo que me decían y del poco conocimiento que tenía sobre el parto, sabía que podía hacerlo, lo sentía.

Para ese entonces mi padre ya estaba al lado de mi madre esperándome. La primera vez que mi madre me vio fue a través de una sábana o manta que ponen sobre el cuerpo de la madre para que no vean la cirugía, ¿saben cual es la imagen de la que hablo? Sólo pudo besarme en la cara, y me alejaron de su lado. El resto de la historia no la sé. Claro está que no sentí el calor de su cuerpo, no tuve la oportunidad de cogerme a su pezón, y seguramente lo primero que vi, más bien lo que no vi fue su cara.

Y ahora que he "parido con dolor" me parece que mi historia es triste. Me saltan muchas dudas, me da mucha pena...y lo que menos quiero en este mundo es que mi hija sienta que no tuvo "su momento de gloria". Porque creo que eso debe ser así. Nuestro nacimiento es nuestra primera gran presentación al mundo, nuestro gran acontecimiento, nuestro momento. Porque desde que me supe embarazada sabía que mi hija era la protagonista de todo esto. Por supuesto que para el resto la protagonista somos nosotras!!!, pero en nuestro interior nuestro pequeño pirigüin lo es. ¿Que puede ser más importante que lo que crece en nuestro vientre?
Con mi pequeña recién llegada al mundo, haciendo piel con piel

He roto los paradigmas de mi famlia: opté por un parto natural, tuve unas contracciones que disfruté sintiéndolas (hasta cierto punto!!! jajaja). Pensaba en mi hija y que debía ayudarla en su primera experiencia de vida; sin epidural porque en mi corazón sabía que podía hacerlo; dilaté y se borró el cuello del útero como debía ser, y me olvidé de lo que me dijeron los demás....

Y ahora me doy cuenta que existe una increíble falta de información, falta de educación en los temas de maternidad y crianza. Que confundimos "el desarrollo" con lo "natural", que nos hemos olvidado que el verdadero protagonista en esta historia son nuestros hijos.

He renacido, soy otra mujer, soy madre.

No hay comentarios:

Publicar un comentario